La Cocina del Siglo XVIII



En una de las actividades de clase nos repartimos cocineros de la época y por grupos elaboramos un menú con recetas de ese autor. A nosotras en concreto nos tocó Juan de la Mata.

Direis y este señor quien es, pues bueno Juan de la Mata fue un repostero del S.XVIII ni más ni menos. Escribió el libro Arte de repostería, donde escribió numerosas recetas e incluso en la introducción escribe sobre las frutas y como presentarlas crudas.



Así que entre otras cosas en el menú tenemos cuatro postres y una bebida dulce que actualmente es muy típica de la zona de Valencia, la Horchata.


Al lado de cada foto viene explicada brevemente la receta de cada uno de los platos y sus ingredientes, espero que probéis alguna en case y que os gusten mucho.






Tarta de zanahoria


Como el fin de semana pasado fue el cumpleaños de mi abuela y la encanta la tarta de zanahoria me animé a probar una de las recetas de Fabian Leon de la primera edición de Master Chef y os traigo el resultado.

Ingredientes: 

Para el bizcocho:

  • 240 mL de aceite de oliva suave
  • 4 huevos M o 3 huevos L
  • 400 g de zanahoria (enteras sin pelar)
  • 280 g de harina
  • 150 g de azúcar moreno
  • 2 cucharaditas de bicarbonato
  • 1 cucharita de levadura en polvo
  • 1 pizca de sal
  • 2 cucharadas de canela 
  • Un puñado de nueces
Para el frosting:
  • Queso crema
  • Miel al gusto
  • Canela y nueces
Preparación:

Ponemos los huevos en un bol y los batimos junto con el azúcar moreno, importante que sea azúcar moreno y no de otro tipo ya que el sabor que le da a la tarta es mucho mejor y más autentico. Batimos hasta que esté todo integrado y tenga un color caramelo.

Pasamos a las zanahorias, las lavamos, las quitamos las puntas y directamente con un rallador las rallamos todas. Si se hace a mano en el resultado final se nota.

Antes de añadir la zanahoria al bol donde hemos batidos los huevos y el azúcar importante escurrir el agua que suelta para no aguar demasiado la masa. Mezclamos muy bien los tres ingredientes.


Ahora vamos añadiendo poco a poco el resto de los ingredientes. Empezamos por la canela, la echamos y revolvemos la mezcla. Después mezclamos en el bol de la harina, la levadura y el bicarbonato. Lo mezclamos un poco y vamos añadiéndola de tres o cuatro veces para que la mezcla de harina se integre mejor.

| Aclaro que todo se mezcla con varilla y que la harina va sin tamizar |

A continuación echamos el aceite de oliva y volvemos a mezclar. Después incorporamos las nueces, como la mezcla es un poco espesa no tenemos el problema de que las nueces se nos vayan al fondo, aunque para que eso no pase yo recubro con una capa de harina muy muy fina los frutos secos y así no se hunden al fondo.

Finalmente engrasamos un molde con aceite de oliva, ponemos un poco de harina dentro y le damos golpecitos para que se distribuya por todo el molde, el exceso a la basura. Vertemos la mezcla y la metemos al horno a 180° unos 50 minutos.

Siempre antes de sacarlo pinchamos la tarta con un palillo, si sale limpio la tarta esta hecha.

Para hacer el frosting ponemos el queso crema en un bol y batimos con una batidora de varillas hasta que se acreme, finalmente incorporamos la miel y batimos de nuevo.


Sacamos la tarta del horno y dejamos que se enfríe un poco para que no se nos derrita el frosting. Al estar fría vertemos por encima la crema de queso y miel, espolvoreamos canela y añadimos nueces en forma de decoración y lista para comer.





Ruperto de Nola


Investigando para hacer el guión de un proyecto de clase encontré que Ruperto de Nola había servido a la corte de Aragón y para el rey Fernando I de Nápoles. Sorprendida de que viviera en la época de Los Reyes Católicos decidí centrar el guión en la coronación de Fernando.

Fue el primer escritor de la Península en ordenar todos sus conocimientos sobre cocina y productos en un libro que se publicó en 1520 en Barcelona.  El Libre del Coch esta compuesto por recetas catalanas y aragonesas.

Tuvimos que incluir algunas recetas  en el teatro, pero como no me gustan demasiado, busque y rebusqué en el libro (que por cierto hace falta un master en traducción e interpretación para poder leer) y encontré el manjar imperial, que por los ingredientes se parece un montón a nuestro tradicional arroz con leche.



Pero como por suerte o por desgracia no estamos en aquella época os traigo la versión actualizada de la receta, el arroz con leche de mi madre. Eso sí, necesitas una termomix.

Ingredientes:

  • 1 L y medio de leche entera
  • 200 g de arroz bomba
  • La piel de medio limón (solo la parte amarilla)
  • 1 palo de canela
  • 1 pellico de sal
  • 230 g de azúcar 
  • 70 g de mantequilla
  • Canela molida para espolvorear
Preparación:

Primero colocamos la mariposa en las cuchillas. Ponemos en el vaso la leche, el arroz, la piel de limón, la canela y la sal. Programa 45 minutos/90°/vel 1.

Después añadimos el azúcar y la mantequilla. Programamos 10 minutos/90°/vel 1. Vertimos el contenido en una fuente retirando las pieles de limón y el palo de canela y dejamos enfriar. Al servirlo espolvoreamos la canela por encima y listo.



Recetas de Cervantes

Con motivo de la visita a la Casa de Cervantes que hay aquí en Valladolid dimos una clase magistral sobre la cocina de la época.  Y como aquí va la cosa de postres os  traigo mi receta favorita, las Suplicaciones, si si como lo lees, suplicaciones. Pero creedme que es un postre digno de probar y no lamentar.




Ingredientes:


  • Litro y medio de agua
  • Dos yemas de huevo
  • 230 g de azúcar
  • 460 g de harina fina
  • 60 g de manteca de cerdo (a la que añadimos otro litro de agua para disolverla)

Preparación:

Fundimos el azúcar en un poco de agua y lo vamos mezclando con la harina, a continuación le añadimos las yemas de huevo. En un cuenco echamos la mezcla y la batimos con un batidor durante bastante tiempo.

A continuación le incorporamos el agua hasta que quede con consistencia de miel. En una placa de horno ponemos con una cucharita pequeñas porciones. Se cuecen a horno con la temperatura baja.

Se le pueden dar forma de canutillos, con la ayuda de un palillo barquillero o de un molde de repostería.